Ciencia, tecnología y sociedad | "Trabajo 3"
Instrucciones
Comentario Christensen
Escribir un breve texto dando respuesta a alguna de las siguientes preguntas:
En nuestro contexto de grandes transformaciones tecnológicas, ¿tiene algún sentido seguir hablando de ‘progreso’ o es mejor hablar únicamente de ‘innovación’ y ‘cambio’?
La publicación del libro “La universidad innovadora” (Christensen, The Innovative University, 2011) contribuyó al impulso de los cursos masivos abiertos en línea, o MOOCs, en colegios y universidades como Harvard o MIT. Este salto a la educación-no-presencial o educación online, agudizado y perfeccionado durante la pandemia COVID-19, ¿acabará suplantando la universidad presencial como predijo Christensen? ¿Es posible resistirse a ese tipo de cambios “disruptivos”? ¿Juegan algún papel el deseo, los horizontes utópicos, los compromisos políticos… o son enteramente irrelevantes frente a la inevitabilidad de la razón tecnológica?
Extensión máxima: Máximo 500 palabras. Puede ser una entrada en vuestro blog
Discusión
Echeverría comienza su introducción de forma un tanto desconcertante al extender el ámbito de lo que considera innovación (expanded innovation) a dominios bastante ajenos a lo que se conoce como innovación en el lenguaje común, atribuyendo a la naturaleza la capacidad de ser innovadora (en el sentido de Latour, es decir, a lo no-humano, ver entrada anterior) en distintas escalas, desde el micro- o nano-cosmos hasta el macro-cosmos. Esta extensión se me hace algo bastante abstracto y teórico cuando se aplica a algo no-humano, pero dejaré al autor elaborar, a ver si con el contexto adecuado gana un sentido que aun me es difícil de ver.
De entrada me parece un artificio ingenioso para captar la atención hacia la discusión en el ámbito filosófico, pero veremos lo que sale al final de la lectura.
Después de esta digresión hacia la innovación en los dominios del macro-cosmos y del micro- o nano-cosmos y de dos citas casi seguidas a Pedro Miguel Echenique, se puede ver que el autor no sigue elaborando sobre estos dominios de la innovación no-humana y se centra en el conocido y familiar meso-cosmos y más concretamente en el ámbito humano. El concepto de expanded innovation se queda, por tanto en un ejercicio teórico sin apenas recorrido (en esta lectura).
Una vez dentro del ámbito del meso-cosmos humano, se defiende que hay una variedad de definiciones más o menos apropiadas. A esta variedad le llama "pluralismo epistémico", lo que no quiere decir que todas las definiciones valgan lo mismo ya que también son valorables. Una medida más objetiva de cuán valiosa es cada definición es la medida en la que más hablantes de una lengua adopten esta definición. Así, otros requisitos para que algo sea una innovación comprenden: que sea novedad, que obtenga difusión, uso, valoración y apropiación mental.
Conviene empezar recalcando que lo que ahora conocemos por innovación ha tenido otros nombres a lo largo de la historia, cuyo significado la sociedad ha ido matizando con el tiempo en su uso mayoritario. Como dice Jill Lepore en su artículo en The New Yorker, en el s.XVIII se generalizó el concepto de progreso; en el XIX, tomó el relevo la evolución; en el XX lo hizo el concepto de crecimiento y actualmente se viene dando paso a la innovación. A cada paso, el concepto dominante parece haber incluido los conceptos anteriores más algo extra.
Así como el "progreso" no siempre ha sucedido en una sola dirección o ha sido siempre "a mejor" sino que más bien es un concepto no lineal y azaroso (que no pocas veces ha caído en "vía muerta" para ser abandonado sin fecha o lugar para una recuperación eventual), el siguiente concepto de "evolución" vino a añadir un matiz adaptativo. Con el surgimiento del capitalismo, la insistencia de todos los actores económicos en el crecimiento fue dominante, hasta que (posiblemente) fue surgiendo una conciencia social para la que el crecimiento por sí mismo ya no era suficiente y empezó a ser cuestionado.
En el paradigma actual de "innovación", por tanto, se incide en la generación de algo que es novedad, que se comunica y se difunde, y es adoptado por una mayoría de la población en un tiempo relativamente breve de tal manera que se obtiene algún producto o servicio de una manera nueva, que es sustancialmente más eficiente o ventajosa que antes, y que el mercado adopta.
Por otro lado, al igual que la buena ciencia se caracteriza por ciertos valores, entre ellos los epistémicos, a la innovación también se le pueden aplicar de una forma análoga. En lo que respecta a la difusión y la adopción generalizada, el valor epistémico relacionado (Kuhn) es la fecundidad.
En sentido contrario, también es interesante la reflexión de Echeverría de que, al igual que Kuhn no incluyó en la lista de los valores epistémicos el de "verdad" ya que toda la ciencia, al basarse en resultados empíricos es solo cierta provisionalmente hasta que haya una teoría mejor, de igual manera se puede decir entonces que es imposible que haya una "definición verdadera" de innovación. Pero en un giro del guion, la definición más adecuada de innovación finalmente dependerá del ámbito de aplicación o de nuestra estrategia política a la manera, ni más ni menos, de cómo los valores no epistémicos matizan el alcance de las ciencias y contribuyen la perspectiva cambiante de la sociedad que las adopte.
Respondiendo a la segunda cuestión sobre los MOOCs y la "inevitabilidad de la razón tecnológica", diría que en todo caso, la razón tecnológica para bien o para mal está sometida a la política, por lo que es interesante para todas las partes trabajar de manera coordinada, tal vez con esos comités de asesores que discutimos en la clase de presentación.
En mi opinión las clases presenciales tienen su utilidad y su público (en muchas ocasiones cautivo), por lo que es improbable que una universidad que ya está establecida cambie de repente a un modo 100% remoto. Sin embargo, en el ámbito de la administración ya se están dando pasos muy decididos hacia la facilitación de trámites a la manera de la banca online, para las que no es estrictamente necesario desplazarse. Dicho lo cual, se abren las puertas a que otras universidades con presencia online "expandan su territorio" muy fuera de su ámbito de influencia natural, "robando" alumnos a otras universidades en base a mejores condiciones de algún tipo que haga desequilibrar la balanza hacia el lado online. Esto se ve más claramente en el hecho de que es posible cursar grados online de manera gratuita (con la condición de no obtener un diploma oficial), o casi gratuita para conocimientos bastante asentados, lo que tira por el suelo el esquema de precios de universidades regionales o locales que solo ofrecen estas enseñanzas en modo presencial a precios convencionales, pero que no pueden competir.
Así, opino que la universidad tradicional debe trabajar con las plataformas online (como hace la UPNA con el Máster de Cultura Científica) en estudios para los que son aplicables sin mayor esfuerzo (porque no se necesita acudir a un laboratorio presencialmente) y trasladar cuanto antes de manera experimental estas plataformas a los estudios tradicionales... lo cual podría desencadenar una "guerra armamentística" entre "universidades vecinas", pero que podría proteger a largo plazo o incluso facilitar la competencia con universidades más alejadas, tal vez inicialmente "más fuera de nuestra liga". Todas estas consecuencias derivadas hay que valorarlas con mucha calma, pero también hay que agarrar las oportunidades en cuanto surgen. Teniendo adelantado el trabajo en los másteres online, es solo cuestión de tiempo que titulaciones más tradicionales se ofreciesen de manera no-presencial también.
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